Como artista exploro cuestiones en torno a la construcción del sujeto contemporáneo en relación a su contexto. Partiendo de planteamientos básicos de la pintura, a lo largo de mi trayectoria he ido eliminando cuestiones como el color o el volumen para centrarme en la relación fondo-figura, entendiendo esto como la definición del individuo en un tiempo y un espacio. Desarrollo mi trabajo en diferentes formatos que van del plano bidimensional al tridimensional: dibujos, esculturas e instalaciones, (todo ello realizado con materiales poco espectaculares y de uso cotidiano, como papel, ceras, cinta adhesiva, algunos tejidos u objetos de uso doméstico), estableciendo un diálogo con la tradición paisajista en el arte, que va desde el Romanticismo hasta el Land Art (especialmente con la obra de la pareja de artistas Christo y Jeanne-Claude, con sus objetos envueltos y sus paisajes intervenidos).
La representación de la naturaleza como una gran "naturaleza muerta" es una constante en mi obra. Mediante el uso de este recurso se despliegan distintas metáforas repetidamente usadas en la historia del arte, referidas al paso del tiempo y lo que se deriva de ello. Pero existe otra idea que aparece por encima de todas, cuestionar lo "natural" como idea en sí misma, como rol y como pretexto.
Un aspecto fundamental en mi proceso creativo ha sido tomar consciencia sobre mí misma como mujer y desde esta posición cuestionar aspectos fundamentales de mi formación artística y humana.
Las imágenes que aparecen en la obra son el resultado de repensar mi relación con conceptos claves en la educación tales como “lo femenino”, “lo doméstico” o “lo natural”, o mi relación como artista con una historia del arte eminentemente masculina, en la que la mujer, en tanto que sujeto productor de cultura, es sólo un enorme vacío.
Un aspecto fundamental en mi proceso creativo ha sido tomar consciencia sobre mí misma como mujer y desde esta posición cuestionar aspectos fundamentales de mi formación artística y humana.
Las imágenes que aparecen en la obra son el resultado de repensar mi relación con conceptos claves en la educación tales como “lo femenino”, “lo doméstico” o “lo natural”, o mi relación como artista con una historia del arte eminentemente masculina, en la que la mujer, en tanto que sujeto productor de cultura, es sólo un enorme vacío.
